miércoles, 20 de octubre de 2010

Desmitificando a Trujillo


EL FANTASMA DE TRUJILLO
en la Sociedad Dominicana de Hoy


En años recientes y en estos días, aparecen cada vez con mayor frecuencia publicaciones (libros y artículos) acerca de la figura del tirano Trujillo. Contribuyendo dichas publicaciones, a enriquecer el conocimiento de las nuevas generaciones acerca de ese oprobioso régimen, pero también, de una manera u otra, a promover la figura de Trujillo, manteniendo presente el fantasma del sátrapa en diversas esferas de la sociedad dominicana.

La figura de Trujillo continúa generando sentimientos encontrados en la sociedad en general, apareciendo gente que de manera disimulada o abierta defienden lo que fue ese régimen y sus actuaciones mientras que por otro lado existen los de mirada crítica, que condenan todo lo que significó Trujillo, su gobierno, sus servidores, sus apologistas y denuncian todo el sufrimiento, dolor y luto que ocasionó al pueblo dominicano.

Aunque la canción de Carlos Gardel dice que veinte años no es nada… Lo de Trujillo fue algo, mejor dicho, fue demasiado para nuestra sociedad y esos treinta años de control absoluto de todos los estamentos y espacios sociales, todavía pesan en nuestras mentes, al extremo de que aún aquellos que rechazamos el comportamiento verticalista, dictatorial o caudillezco, en múltiples ocasiones terminamos asumiendo en la práctica, comportamientos como los que les criticamos a los demás.

Esta es una situación que se repite día a día en los espacios en que participamos, sean dichos espacios familiares, sociales, comunitarios, políticos, religiosos o empresariales.

Y es así como el comportamientoTrujillista lo reproducimos en nuestra cotidianidad.
-       Si en la casa, que es sinónimo de la familia, alguien se queja por algún trato recibido o si no responde con rapidez, automáticamente le bajamos rango, porque para algo somos el jefe… como Trujillo.
-       Cuando en el entorno social en el que participamos tenemos la oportunidad, automáticamente, nos sale el Trujillo que llevamos dentro y viene al caso el refrán que dice …”si quieres conocer a mundito, dale un carguito”.
-       En las organizaciones comunitarias, siempre queremos perpetuarnos… como Trujillo… y como otros más recientemente… No le dejamos espacio a los demás que participan ni los preparamos para que se conviertan en la generación de relevo.
-       En los partidos en que participamos, aprendemos por imitación (como los niños/as) y terminamos reproduciendo el comportamiento aprendido… Ya no hay respeto por la institucionalidad ni por las reglas de juego… Todo se hará a imagen y semejanza de la cúpula o no sirve… Aun cuando lo que hagamos o pretendamos hacer sea en provecho de la mayoría.
-       En la parte empresarial, como sociedad capitalista… el capitalista (o sus representantes, los gerentes y administradores) son los únicos que tienen derechos, los demás sólo tenemos deberes… y entonces solamente hablan los que tienen derechos… se comportan como Trujillo…. Y nosotros… como los pisoteados por Trujillo.
-       Por último, por el tipo de dogma y centralismo férreo que se da en una institución como la iglesia, también vemos manifestaciones como las de Trujillo, ya que aunque son por razones de disciplina, nadie tiene derecho a cuestionar… sólo a obedecer.

Y es tanto el peso del fantasma de Trujillo en nuestra psiquis, que decimos ser contrarios a todo lo que el representó, pero en la cotidianidad nos comprtamos a su imagen y semejanza.

Para erradicar el fantasma de Trujillo de la sociedad dominicana, tenemos primero que sacarlo de nuestras mentes, por lo tanto, empecemos a comportarnos de manera distinta en nuestra cotidianidad para que podamos decir con coherencia SOMOS LIBRES DEL FANTASMA DE TRUJILLO.

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